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Mostrando entradas de diciembre, 2011

365 + 1

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A muchas personas no les agradan los años bisiestos (con 366 días), porque creen que son años destinados a estar llenos de dificultades y desastres. Sin embargo, es una visión pesimista y pobre de la vida, pues tener un día más en el calendario es una oportunidad más para ser feliz, para alcanzar metas, para compartir con nuestros seres queridos. Más de una vez he escuchado y leído expresiones de personas a quienes les gustaría tener "un día más" para decirle lo mucho que aman a una persona que ya se fue o para hacer aquello que parece imposible de realizar ahora. Quienes tienen enfermedades degenerativas desean tener un día más de salud y de vida. ¿Por qué, si tenemos el regalo de un día más, vamos a mancharlo con la sombra del miedo? Más bien busquemos, desde ya, la manera de hacer de ese día adicional en el calendario la ocasión para agradecer, amar, ayudar y hacer cosas extraordinarias y positivas. Tener 365 días más uno sólo ocurre cada cuatro años, hagamos de 2

¿Anclados en el miedo?

"Creer en el progreso ha de ser un acto de fe. El progreso es un deber. Si no creemos en la posibilidad del progreso, nunca podremos mejorar el mundo" . Richard Koch Piensa en las ocasiones que has dejado de hacer algo por miedo, piensa en las oportunidades que dejaste pasar por obstinación en mantener las cosas "como están", recuerda el precio que has tenido que pagar por permitir que el temor controle tus decisiones. No permitas que, otra vez, la necesidad de "ver para creer" frustre la posibilidad de ser mejor, de aprender y de crecer. No permitas que el peso del pasado se convierta en un ancla que impide que vayas a algún lado y, por el contrario, obliga a que las mareas de la vida te pasen de largo, sin avance. Piensa una vez más: ¿a qué o a quién estás renunciando justo ahora, por causa del miedo? No apuntes una cosa más en esa larga lista de "lo que ya no será", más bien deja atrás tu pasado, atrévete a navegar por los mares de la ex

¿Padres Maleducados?

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Cuando estamos pequeños nuestros padres nos dicen que no coloquemos los codos sobre la mesa mientras comemos, que no hablemos con la boca llena y no hagamos ruidos al tomar la sopa o beber algún líquido. También nos dicen que no debemos interrumpir cuando otra persona está hablando ni entrar intempestivamente en lugares donde hay una puerta cerrada pero sin seguro. No debemos hacer nada de esto porque hacerlo es ser "maleducados". Lo que me doy cuenta es que a nivel de crianza se nos está quedando corto el repertorio de las cosas que llamamos "mala educación". Por ejemplo: que los niños correteen en medio de las mesas o que griten sin compasión ni quien los calle en los restaurantes, que se la pasen hablando y colocando los pies en la silla de adelante en los cines. Que se pasen delante de las personas en un museo solo para ir a "hacer que ven" y quedarse ahi hasta que uno tiene que retirarse porque no puede apreciar a gusto lo que está viendo y, entonce