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Mostrando entradas de septiembre, 2008

¿Es Posible Sentir Confianza y Vivir en un Mundo Hostil?

Cuando alguien irrumpe en nuestra casa, husmea entre nuestras cosas y elige, como quien está en un almacén por departamentos, qué le gusta y qué se llevará al sólo precio de vulnerar las medidas de seguridad que habíamos dispuesto para evitar intromisiones groseras y abusivas nuestra confianza se viene al piso. La sensación que se experimenta oscila entre la impotencia, la ira y el temor. ¿Volverán a robar? ¿Qué datos privados conoció? ¿Porqué no estuve allí? ¿Podría haber evitado aquello? ¿Para qué sirve tener vecinos? Preguntas inútiles que sólo sirven para hacer que repasemos una y otra vez aquel "presentimiento" que tuvimos y al que no le prestamos suficiente atención, para seguir lamentando la pérdida de objetos de inestimable valor sentimental (e importante material) y reconocer que lo peor de todo es perder la confianza en que nuestro hogar, sitio de refugio y descanso, no es un castillo donde podemos estar a salvo de los sinistros del mundo y la maldad de algunos pse

¿De qué se trata el Consumismo?

En una época donde el ritmo de la vida está marcado por la tendencia a cambiar aceleradamente de tecnologías, modas y lenguajes nos vemos envueltos en situaciones que nos ponen a elegir entre maximizar la vida útil de nuestras adquisiciones y mantener actualizados en equipos y vestuario. La decisión no es tan sencilla como parece, porque ya no se trata de que simplemente acatemos nuestra preferencia sino de factores, como la presión social y las finanzas familiares, que vienen a añadir complejidad a los criterios de compra. Hasta hace unos quince años las familias promedio tenían un televisor o un equipo de sonido y procuraban conservarlo en buen estado, pues se suponía que ese aparato tendría una vida útil no menor a 5 años. El guardarropa se compraba con ánimo de que estuviera de moda por un año y de ahí en adelante sirviera para alternar con ropa más antigua y con las prendas nuevas, sin considerarse que estuviera fuera de lugar seguir usándola. Creo que la mayoría de quienes leen

¿Podemos alegrarnos de nuestros errores?

Es sorprendente la facilidad con la que podemos distanciarnos de aquello que nos propusimos ser cuando estábamos pequeños, es posible que nosotros mismos nos desconociéramos si coincidieran en un mismo momento y lugar nuestro "yo" actual y el "yo" de nuestra infancia. Las decisiones que tomamos, las elecciones que hicimos y el cómo afrontamos las circunstancias que nos rodearon en determinado instante han modelado la realidad pasada y presente, a costa de renuncias y sacrificios de uno u otro tipo llegamos a tener la vida que tenemos, la cuestión es si esta existencia tiene que ver, mucho o poco, con los valores e intereses que apreciamos en nuestros primeros años. Quizá ni recordemos qué soñabamos en la niñez o talves no queremos voltear a ver y darnos cuenta de que traicionamos nuestra propia causa, que renunciamos a cosas que eran irrenunciables y que estamos lejos del rumbo que nos trazamos años atrás. Podríamos descubrir también que jamás tuvimos un plan sino