¿De qué se trata el Consumismo?

En una época donde el ritmo de la vida está marcado por la tendencia a cambiar aceleradamente de tecnologías, modas y lenguajes nos vemos envueltos en situaciones que nos ponen a elegir entre maximizar la vida útil de nuestras adquisiciones y mantener actualizados en equipos y vestuario. La decisión no es tan sencilla como parece, porque ya no se trata de que simplemente acatemos nuestra preferencia sino de factores, como la presión social y las finanzas familiares, que vienen a añadir complejidad a los criterios de compra.
Hasta hace unos quince años las familias promedio tenían un televisor o un equipo de sonido y procuraban conservarlo en buen estado, pues se suponía que ese aparato tendría una vida útil no menor a 5 años. El guardarropa se compraba con ánimo de que estuviera de moda por un año y de ahí en adelante sirviera para alternar con ropa más antigua y con las prendas nuevas, sin considerarse que estuviera fuera de lugar seguir usándola. Creo que la mayoría de quienes leen esto pueden decir que tuvieron aparatos en su casa paterna que duraron por décadas completas, los cuales reemplazaron no porque dejaron de funcionar sino porque estaban aburridos de ver el mismo artefacto en la sala. También estoy casi segura de que, si rescatamos el mencionado enser del cuarto de cacharros, podremos corroborar que sigue sirviendo parcial o completamente.
Así las cosas, me pregunto ¿porqué nos deshacemos de cosas apenas usadas que están en buenas condiciones para reemplazarlas por otras, aparentemente, mejores? Posiblemente la respuesta más cercana a la realidad tiene que ver con la necesidad psicológica de presentar una imagen de prosperidad ante familiares, amigos y conocidos, de sentir la novedad y cerrar la brecha entre la innovacion y la capacidad de adquirirla.
Cuando, presas de la necesidad creada de comprar nuevas cosas, se llega a un tope de capacidad de pago y es necesario emplear austeridad en los gastos podemos encontrar a unos cuántos que se adaptan a renovar con menor frecuencia sus bienes materiales mientras que otros hacen hasta lo increíble para no abandonar el rol de vivir a la moda y ser parte de ella. Los segundos hacen eso porque se concentran en la imagen y no en la esencia, en la apariencia y no en la utilidad, en tanto que los primeros comprenden que pueden estar adquiriendo cosas que no necesitan, con dinero que no tienen, para impresionar a personas a quienes no les importa lo que hacen los demás. Toda una quimera. De eso se trata el consumismo...
Pensemos con conciencia global que requerimos detenernos como especie y como individuos, que la depredación y los reiterados atentados a la naturaleza no satisfacen nuestra necesidad de amor, identidad y pertenencia, así como tampoco proveen un ciclo sostenible de intercambio material entre el hombre y su entorno, de tal modo que lo que desperdiciemos o desechemos de primera mano hoy puede ser la carencia sentida de nuestros hijos o nietos mañana. Rompamos el ciclo, no supeditemos nuestro valor como personas a tener porque nuestra primera y más importante labor es ser; no permitamos que otros nos digan cómo gastar nuestro dinero, ni admitamos que nos hagan creer que necesitamos X o Y producto. Saquemos de nuestra vida el consumismo, antes de terminar consumidos por el.

Comentarios

Entradas populares de este blog

¿No tener hijos es un castigo de Dios?

Confrontar a la Autoridad: ¿Valor o Rebeldía?

¿Más espinas que rosas?