¿Es Posible Sentir Confianza y Vivir en un Mundo Hostil?
Cuando alguien irrumpe en nuestra casa, husmea entre nuestras cosas y elige, como quien está en un almacén por departamentos, qué le gusta y qué se llevará al sólo precio de vulnerar las medidas de seguridad que habíamos dispuesto para evitar intromisiones groseras y abusivas nuestra confianza se viene al piso. La sensación que se experimenta oscila entre la impotencia, la ira y el temor. ¿Volverán a robar? ¿Qué datos privados conoció? ¿Porqué no estuve allí? ¿Podría haber evitado aquello? ¿Para qué sirve tener vecinos? Preguntas inútiles que sólo sirven para hacer que repasemos una y otra vez aquel "presentimiento" que tuvimos y al que no le prestamos suficiente atención, para seguir lamentando la pérdida de objetos de inestimable valor sentimental (e importante material) y reconocer que lo peor de todo es perder la confianza en que nuestro hogar, sitio de refugio y descanso, no es un castillo donde podemos estar a salvo de los sinistros del mundo y la maldad de algunos pse...