¿Urgente o Importante?

Todos hemos tenido días llenos de actividad, desde que amanece hasta que ya está entrada la noche, vamos de un lado para otro, hacemos llamadas telefónicas, nos entrevistamos con muchas personas y en pequeños intermedios nos comemos algo ligero (casi sin masticarlo ni saborearlo). A veces este tipo de días se repiten dos o tres veces a la semana y puede suceder que tengamos dos o tres semanas así en el mes, esto unos ocho o nueve meses al año. ¿Te suena conocido?

Si, es cierto, el ritmo de vida que tiene un gran porcentaje de la población le permite escasamente tener unos pocos ratos para reponerse de los afanes y carreras, del cansancio, los desvelos y las madrugadas. El poco tiempo que queda después de mal dormir es lo que dedica a esas cosas que, en medio de tanta agitación, parecen cargas adicionales por la cantidad de tiempo y energía que demandan: padres, hijos, cónyuges y amistades, así como actividades relacionadas con pasatiempos, salud, crecimiento personal y esparcimiento. Con gran esfuerzo se cumplen algunos compromisos de este tipo, siempre con la idea en mente de que se podría estar haciendo otra cosa como adelantar trabajo o descansar. Y asi tenemos días, semanas, meses y años... hasta que un día nos despiden del empleo, se enferma de gravedad o fallece un ser querido, se deshace nuestro matrimonio, los hijos ya nos tratan como extraños, estamos obesos y a punto de una enfermedad coronaria u ocurre una desgracia que nos deja con las manos vacías.

Ese día, el día que nos confrontamos con quienes somos en realidad y con el valor de nuestros actos, porque la vida nos golpea con una de esas situaciones comenzamos a preguntar ¿cómo pudo pasarme esto a mi? Entonces comienza el desfile de culpables: la falta de dinero y/o tiempo, la necesidad de lograr un ascenso, el jefe, la pareja, los vecinos, el gobierno y hasta Dios. Todos ellos son, según nosotros, los "causantes" de que no nos esmeraramos en mejorar nuestras relaciones interpersonales, cuidar de nosotros mismos o prepararnos para los cambios vitales. Pero en el fondo sabemos que el culpable verdadero es ese sujeto que se asoma cuando nos colocamos frente a un espejo, el mismo que no puede sostenernos la mirada y se queda callado cuando lo indagamos con un gesto.

Puede ser que ese sujeto del espejo no ha comprendido que la relación entre lo urgente y lo importante se parece a la que existe entre un mapa y el territorio que describe. El mapa es lo que tenemos más a mano para tratar de identificar un territorio, pero no es el territorio en sí mismo; el mapa puede ser rayado, doblado o destruido pero el territorio sigue ahi; el mapa nos da un vistazo macro pero no nos permite ver el paisaje completo y detallado; el mapa tiene un valor ínfimo en comparación con el territorio que representa. De ese mismo modo, lo urgente es lo que primero salta a nuestra vista pero lo importante es lo que realmente requiere nuestra atención; lo urgente suele ser algo que rompe nuestra cotidianidad pero lo importante es lo que la compone y la hace sólida; lo urgente se desencadena de repente en tanto que lo importante se construye con base en tiempo y dedicación; lo urgente es cuestión de un momento y queremos terminar pronto con aquello mientras que lo importante permanece y quisiéramos que durara toda la vida.

Talves, sin darnos cuenta, nos estemos quedando con un trozo de papel en la mano y sigamos convencidos de que poseemos un territorio, porque llegamos a casa y vemos rostros alrededor, porque seguimos teniendo suficiente fuerza para ponernos en pie o porque aún tenemos un empleo al cual ir todos los días. Sin embargo, las bases de todo aquello pueden estar corroidas por la indiferencia, la frialdad y el descuido, en cualquier momento cae la fachada de felicidad, cuando menos lo sospechemos podríamos quedar absortos ante la nada y nuestro mapa será la representación de un territorio inexistente.

Te invito a pensar sobre tu mapa y tu territorio, sobre lo urgente y lo importante, sobre lo que no vale la pena y lo que sí lo vale... asegúrate de tener tiempo y disposición para tu gente, para tus pasatiempos, para tu cuerpo y tu mente, para Dios. Las cosas urgentes deben ser resueltas pero procura que tu vida no se convierta en una urgencia continua. Casi con total seguridad, si te ocupas de lo importante ya tienes resuelto lo urgente.

Que Dios te bendiga!!

Comentarios

Entradas populares de este blog

¿No tener hijos es un castigo de Dios?

Confrontar a la Autoridad: ¿Valor o Rebeldía?

¿Más espinas que rosas?