¿Pueden Ser sus Propios Padres?

Algunos hombres y mujeres tienen hijos, deseados o no, y por algún tiempo conviven con ellos, logran que esos niños los amen y los admiren como a nadie más en el planeta. Luego, un día cualquiera, deciden que quieren cambiar su vida y se marchan dejando atrás historias, casas, pareja, hijos...

Esos niños, que aún no conocen el mundo ni la vida, quedan en compañía de un padre o una madre y quizá algunos hermanos. En un intento por llenar el vacío que dejó el ausente se convierten en "pareja" de su padre o su madre, "padre" o "madre" de sus hermanos y de sí mismos, una verdadera receta para el desastre. ¿Cómo puede enseñar a nadar el que no sabe nadar? ¿Cómo puede enseñar a volar quien aún no tiene sus alas desarrolladas y no ha tenido su primer vuelo? ¿Cómo puede alguien enseñar acerca de la vida si apenas está despertando a ella y no entiende la mayor parte de sus eventos?

Cuan doloroso es el resultado de esta situación, cuanto daño se produce por los intentos generosos de un niño por restaurar todo el sufrimiento que su familia padece, por tratar de hacerse cargo de una responsabilidad que no es suya. En un acto desesperado toma el peso de un hogar en sus hombros, calla, actúa y sobrevive. El equilibro natural se rompe y con esa ruptura se viene abajo la lógica: ahora en el cuerpo de un mismo pequeño conviven padre e hijo. Muchos de estos casos están ocurriendo a dos o tres puertas de nuestra vivienda, otros ni los llegamos a saber pero es una realidad, con todo lo absurdo que suena es verdad que esos niños que crecen así llegan a ser personas lastimadas, incoherentes y maltratadas emocionalmente.

No preguntes por qué hay gente dispuesta a morir o matar por unos pocos billetes, a hacer un caos la vida de otros mediante el robo, la mentira y la destrucción. Personas así perdieron la razón hace mucho, pues se les pidió que hagan lo que la naturaleza en su gran sabiduría y orden no permite: ser sus propios padres.

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