¿Sobreviviendo a la culpa?




Murió hace un año, quizás cinco, tal vez 10 o más... y el sentimiento sigue tan fresco como el primer día, más intenso porque has tenido ocasión de recordar desaires que le hiciste, momentos en que la ignoraste y lo poco agradecido que siempre te portaste.

Sabes que no fuiste un hijo, padre, esposo o amigo ejemplar y ya no la puedes compensar, esa persona se fue de tu vida a otra vida, donde solo podrás alcanzarla al final. Tu dolor es porque estás seguro que se fue pensando en que no le querías lo suficiente o que nunca le dijiste tantas cosas que hoy pasan por tu cabeza.

De algún modo sigues castigándote por todo eso y no te das permiso de aceptar que tu sufrimiento no cambiará el hecho de su ausencia y que la idea de que no mereces perdón la has tejido con el hilo de los recuerdos y la aguja de la culpa.

Te amaba, no importaba lo que hicieras, siempre te recibió y te perdonó una y otra vez cuando te equivocaste ¿lo recuerdas?

Perdónate tú mismo, aprende la lección para no repetir esos errores y sigue adelante, porque tus faltas se borraron en su memoria, como lágrimas en la lluvia.





Comentarios

Entradas populares de este blog

¿No tener hijos es un castigo de Dios?

¿Tan Sencillo como Ver Amanecer?

Confrontar a la Autoridad: ¿Valor o Rebeldía?