¿Amistad o Compañerismo?

En todo lugar al que llegamos tenemos ocasión para conocer personas nuevas, con algunas pasamos a tener contacto frecuente y convivimos en ambientes diferentes a aquel en que las conocimos en principio, como usualmente sucede con compañeros de trabajo.

Hay gente con la cual establecemos una empatía casi inmediata, son personas con las cuales disfrutamos conversar de ciertos tópicos, yendo a algún lugar de diversión y con las que intercambiamos favores en dado momento, poco a poco descubrimos que tenemos gustos similares, intereses afines y llegamos a considerarlas amistades.

Pasados los meses o los años seguimos frecuentando a estas personas y continuamos encontrando placer en su compañía, hemos compartido momentos buenos y algunos de preocupación, por lo cual estamos convencidos de haber entablado una buena amistad; sin embargo, al mirar con detenimiento el tipo de trato que existe con la mayoría de ellas nos damos cuenta que nos sentimos impedidos para hablar con entera sinceridad de temas que no se tocan en pláticas de restaurante, de decirles que estamos pasando por el peor día de nuestra vida o para conversar de inquietudes existenciales, espirituales o morales profundas. Este es el tipo de amigos en los cuales uno piensa cuando hace un festejo, una carne asada o un paseo y son los infaltables en los eventos familiares pero son los que uno raramente llamaría desde su lecho de enfermo o a quien confesaría un secreto de esos que no pueden destruir vidas pero que cambian la forma en que la gente lo ve a uno. Entonces, me pregunto ese tipo de relación es ¿amistad o compañerismo? Y me doy cuenta que son dos palabras, dos conceptos, que se intercambian con una facilidad errónea porque un compañero es alguien que está a nuestro lado en algún lugar o durante un suceso, no obstante, un amigo es alguien que comparte nuestra vida a diferentes niveles y sin necesidad de hallarse físicamente en la circunstancia que vivimos actualmente.

Un amigo es aquel que dejamos de ver por años y el día del reencuentro sentimos como si nunca se hubiera ausentado, la calidez de sus palabras y la sinceridad de su abrazo nos aseguran que el lazo que nos une sigue vivo y fuerte. De algún modo no se sorprende por los cambios que hemos tenido en nuestro aspecto físico o en nuestro modo de vivir, más bien es como si intuyera todo lo que sucedería y lo único que hacemos al contarle lo que pasó en el tiempo sin verlo es confirmarle lo que él ya sabía. Un amigo no está ávido por conocer los detalles de nuestra vida reciente sino realmente interesado por saber si estamos bien, si somos felices, si nos hemos sobrepuesto positivamente a los cambios experimentados.

Y cuando lo mantenemos presente en nuestra cotidianidad es ese ser que se convierte en el estuche que guarda algunos de nuestros más preciados pensamientos, secretos y emociones. Siempre hay una charla nueva aunque sea tema antiguo, siempre hay forma de rescatar por medio de él algunos momentos pasados y crear instantes futuros, es un co-creador de nuestra realidad. Por lo mismo es alguien con quien preferimos estar en un lugar tranquilo al sabor de un café o una bebida suave, porque sus palabras son importantes para nosotros y las nuestras para él y no deseamos acallarlas con el estruendo de música o el murmullo de mucha gente. Es aquella persona que hace espacio en su agenda para nosotros aunque el mundo requiera a gritos su presencia. Un amigo es esa persona casi excepcional con quien podemos disentir sin temer enojo o represalias porque ninguna diferencia de opinión es tan importante como para debilitar el vínculo. Puedo decir que he recibido la bendición de tener muchos compañeros pero una bendición aún más grande al tener amigos, pocos a decir verdad, sin embargo, de cada uno tengo bonitos recuerdos y aunque ya no tengo contacto con algunos de ellos se que la amistad perdura.

Cada vez es más difícil en este mundo acelerado y superficial tener amigos y por lo mismo es importante reconocerlos para prodigarles atención especial, porque los compañeros abundan pero los amigos verdaderos son como perlas en el fondo del mar: hay que esperar por años para que lleguen a ser y son difíciles de encontrar.

Proverbios 27:6 Más confiable es el amigo que hiere que el enemigo que besa. (NVI)

Comentarios

  1. el camino nos pone señales en las palabras de los amigos, a veces olvido el rumbo, me gusta leerlos largo tiempo, uno nunca sabe si de alguna manera es estar llegando a nuestro destino..

    gracias por compartir este texto!

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