¿No Tenemos Suficiente Tiempo?

NO TENGO TIEMPO. Es quizá una de las frases más pronunciadas en el mundo, en cientos de idiomas, millones de veces al día. La gente vive con la consigna de que no tiene suficiente tiempo para una o varias actividades: "no tengo tiempo para hacer ejercicio", "no tuve tiempo para llamarte", "no me alcanza el tiempo para estudiar", etc. El tiempo es una de aquellas cosas que tenemos y no poseemos, porque podemos hacer uso de él, sin embargo, no contamos con el poder para ajustarlo a nuestra voluntad. Sólo podemos adaptar nuestro quehacer a la disponibilidad de horarios que tenemos a fin de lograr los objetivos que nos propusimos.

Cuando digo que no tengo tiempo en realidad lo que estoy admitiendo es que no he organizado mi mente y mis prioridades, que carezco de la disposición necesaria para dar un lugar significativo entre mis labores del día a tal o cual actividad. En pocas palabras, es una forma encubierta y socialmente aceptada para decir: no se me da la gana. Se que suena tosca la frase, no obstante, si lo vemos desde la perspectiva de que encontramos tiempo para ver telenovelas, dormir, hablar por teléfono, navegar en internet o similares por horas enteras pero no hay lugar en nuestro calendario para visitar a un amigo en particular, para tomar un curso, para salir a caminar o cualquier otra cosa que posponemos una y otra vez, entonces salta a la vista que es cuestión de interés y no de oportunidad.

"Tener tiempo" es el resultado de priorizar, tomar decisiones y escoger el modo en que se usan las 24 horas que tiene un día. Depende de identificar las actividades improductivas y eliminarlas o diminuir su realización para invertir esos minutos en tareas que realmente tengan significado y aporten algún beneficio a nuestra existencia: compañía, descanso, alegría, conocimiento, dinero, entre otros. La mayoría de veces podemos escondernos bajo el manto de la ocupación, de múltiples responsabilidades que cumplir para justificar ante los demás el desinterés por uno o varios asuntos llegando al punto que de tanto repetir la frase nos creemos nosotros mismos la mentira de la falta de tiempo. Es cierto que no siempre es fácil colocar en la agenda una actividad más cuando son varios los compromisos con los que se está cumpliendo, quizá haya que hacer algún esfuerzo adicional para incluirla - p.e. levantarse más temprano, ir a dormir más tarde, pasar menos tiempo con una persona- pero es cuestión de adaptarse y modificar la rutina para dar lugar a nuevas cosas. No es sencillo, pero es un hecho que se puede lograr, en caso contrario no veríamos personas que trabajan para pagar sus estudios, pertenecen a algún equipo deportivo y además tienen pareja e hijos ¿acaso estas personas gozan del privilegio de tener más horas en su reloj? Por supuesto que no, solo priorizan, se adaptan, son recursivas al buscar apoyo con ciertas labores y sacan adelante todo. Y no es que sea lo ideal mantener nuestra jornada al tope de cosas por hacer, solo que de vez en cuando podemos abrir espacio para conseguir aquella meta que se ha venido contemplando desde hace mucho. Más importante que esto: dejemos de lado la autocomplacencia de decir que si no hacemos algo más con nuestra vida es por razones ajenas a nuestra voluntad.

Si nos miramos con sinceridad podemos identificar uno o varios temas con los que hemos estado jugando a la mentira de la falta de tiempo... quizá sean más de los que queremos admitir. Basta con dejar de usar la excusa de la falta de tiempo para darnos cuenta que estamos desperdiciando ocasiones para crecer y las estamos intercambiando por cosas insignificantes.

Hay suficiente tiempo, lo que probablemente nos falta es tomar la decisión de hacer mejor uso de él.

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