¿Planeando el futuro?

Cuando somos adolescentes el tema de discusión más frecuente con nuestros padres es tener la libertad para tomar nuestras propias decisiones, sin embargo, de una manera u otra dejamos de lado el tema de las consecuencias porque sabemos que, de una u otra forma, nuestros padres nos ayudarán a lidiar con ellas si las cosas resultan mal y si salen bien será una prueba de nuestra aptitud para decidir: ganamos en ambas situaciones. Siendo adultos ya no podemos seguir esquivando las consecuencias, ellas nos alcanzan tarde o temprano, por eso nuestras decisiones ya no pueden ser tan viscerales, tomadas al calor de un momento de optimismo desbordado, de una ira enceguecedora o una tristeza sin medida.

Algunas de las decisiones más importantes en la vida de un ser humano son: el oficio o profesión al que se dedicará, la persona con quien se casará - o compartirá su vida- y la manera de inventir el dinero. La elección acertada en estos tres asuntos pueden llevarnos a lugares y condiciones de éxito que no pudimos imaginar ni en nuestros sueños más ambiciosos, por el contrario, un error en alguno de ellos puede echar por tierra todo lo demás. Paradójicamente, cuando más deberíamos defender -aún de nosotros mismos- nuestra libertad para elegir es cuando tendemos a buscar que alguien más nos diga qué hacer o, peor todavía, dejamos que las circunstancias elijan por nosotros. Y no se trata de hacer oídos sordos a las sugerencias de otras personas ni cerrar lo ojos a experiencias que alguien más vivió, sino tomar esos elementos, analizar y hacer una elección consciente.

Planeando el porvenir
Cuando tenemos la puerta del futuro abierta ante nosotros y debemos dar un paso adelante es la oportunidad verdadera y feliz para encaminarnos hacia el tipo de vida al que aspiramos, quizá no todas las veces los resultados sean los que esperamos, no obstante, la tranquilidad de saber que fue nuestra decisión nos librará de esa tentación de culpar a alguien o algo de lo que sucedió y quedarnos paralizados, justificados en que un castigo de Dios, la "mala suerte" o la "mala voluntad" de alguien nos acecha. Es más, aunque en el camino de crecer nos tropecemos con el sufrimiento y el fracaso la verdad es que son excelentes maestros y así, cada vez que tomamos una decisión y aceptamos sus consecuencias, nos alejamos del adolescente que fuimos y nos hacemos más maduros.

Comentarios

  1. porque muchos sienten que si no tienen algo listo van a fracasar

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  2. No me queda claro si el comentario es pregunta o afirmación. Me inclino por la primera opción y frente a ello la idea propuesta no es tanto que debamos tener completamente preparado un plan para cumplir sino más bien actuar de manera totalmente independiente y con los ojos abiertos, sabiendo que las consecuencias son resultado de esas acciones libremente escogidas. Planear el futuro es tomar decisiones... de eso se trata.

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