¿Dormidos al volante de nuestra vida?
Algunas personas cuando hacemos viajes mas o menos largos como pasajeros en automóvil, después de un rato de estar escuchando el motor y sintiendo el movimiento, comenzamos a sentirnos relajados y solemos quedarnos dormidas. Si bien es delicioso dormir y descansar durante los viajes lo cierto es que no es una buena estrategia dormirse si somos copilotos o si somos quienes estamos al volante; aunque lo olvidemos a veces, esa sensación de relajamiento, cansancio y hasta aburrimiento puede hacer que un conductor se duerma con el peligro que eso representa y el daño que puede causarse a sí mismo y a otros.
Este tema me parece que es una buena comparación con la manera en la que solemos dejarnos dominar por la monotonía cotidiana, de esa manera parece que estamos conduciendo nuestra vida pero la verdad es que en cualquier momento podemos cerrar los ojos y ensoñar para despertar, en el mejor de los casos, golpeados y agitados por el susto de habernos salido de la ruta que nos marcamos, obligados a dar un frenazo y quizá un giro de volante agresivo para no caer en una zanja o estrellarnos.
Cuando ensoñamos perdemos de vista el camino y olvidamos la meta a la cual nos dirigimos, apenas somos capaces de ver tal vez cinco metros delante de nosotros. Así sucede con los planes y proyectos que nos hemos propuesto: ya no vemos el fin último de nuestros esfuerzos y actividades sino que nos concentramos en vivir cada día o cada semana y cuando nos encontramos en esa actitud relajada y descuidada es cuando pasan cosas que nos sacuden y nos obligan a abrir los ojos, prestar atención, verificar que no nos salimos de la ruta y a poner en perspectiva el lugar donde queremos llegar.
Sólo por no dejar, responde tres preguntas:
1. ¿Llevas meses o años de relativa calma, sin problemas serios?
2. ¿Sientes que tienes la vida que deseas?
3. ¿Crees que desde donde estás sólo puedes seguir en ascenso?
Si respondiste SI a, por lo menos, una de estas preguntas entonces debes abrir bien los ojos no sea que estás ensoñando al volante de tu vida y depronto una situación inesperada te despierte sin saber qué pasó.
"Por lo tanto, si alguien piensa que está firme, tenga cuidado de no caer".
1 Corintios 10:12
Este tema me parece que es una buena comparación con la manera en la que solemos dejarnos dominar por la monotonía cotidiana, de esa manera parece que estamos conduciendo nuestra vida pero la verdad es que en cualquier momento podemos cerrar los ojos y ensoñar para despertar, en el mejor de los casos, golpeados y agitados por el susto de habernos salido de la ruta que nos marcamos, obligados a dar un frenazo y quizá un giro de volante agresivo para no caer en una zanja o estrellarnos.
Cuando ensoñamos perdemos de vista el camino y olvidamos la meta a la cual nos dirigimos, apenas somos capaces de ver tal vez cinco metros delante de nosotros. Así sucede con los planes y proyectos que nos hemos propuesto: ya no vemos el fin último de nuestros esfuerzos y actividades sino que nos concentramos en vivir cada día o cada semana y cuando nos encontramos en esa actitud relajada y descuidada es cuando pasan cosas que nos sacuden y nos obligan a abrir los ojos, prestar atención, verificar que no nos salimos de la ruta y a poner en perspectiva el lugar donde queremos llegar.
Sólo por no dejar, responde tres preguntas:
1. ¿Llevas meses o años de relativa calma, sin problemas serios?
2. ¿Sientes que tienes la vida que deseas?
3. ¿Crees que desde donde estás sólo puedes seguir en ascenso?
Si respondiste SI a, por lo menos, una de estas preguntas entonces debes abrir bien los ojos no sea que estás ensoñando al volante de tu vida y depronto una situación inesperada te despierte sin saber qué pasó.
"Por lo tanto, si alguien piensa que está firme, tenga cuidado de no caer".
1 Corintios 10:12
Despierta!!!
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