¿Pisando Cabezas Podemos Sobresalir?

Ayer estuve en una reunión donde el propósito, se suponía, era plantear las inquietudes de una comunidad completa ante una persona con el poder de decisión necesario para adoptar o facilitar soluciones a tales inquietudes.Gran decepción me llevé al comprobar que lo que brilló por su ausencia fue el sentido común y de lo común, es decir, muchas de la personas allí presentes se dejaron llevar por su deseo de figurar a nivel individual y se olvidaron de que el objetivo era llegar como grupo y beneficiar a todos.

Eso conllevó una pérdida casi total del tiempo y un desperdicio de la ocasión casi única de tener de cuerpo presente a este personaje de grandes ocupaciones y poca disponibilidad. Me sentí enojada y triste al ver que el ego de unos cuantos anuló la posibilidad de muchos de plantear sus necesidades, de conseguir una respuesta; es absurdo ver cómo puede llegar a convertirse una situación de estas en una competencia de quien pisa priomero la cabeza de su vecino a fin de sobresalir de la multitud y conseguir, por un fugaz instante, la luz de los reflectores y la atención de todos sobre sí mismo.¿Acaso tenemos el corazón y el entendimiento tan pequeño que intentamos hacer girar el mundo en torno a nosotros?

Si bien es cierto que, para la mayoría de personas, el tema favorito de conversación es su propia vida también es verdad que en tiempos donde se habla de tolerancia, cooperación, trabajo de equipo y responsabilidad social ante situaciones similares a la de ayer lo que sobresale es el individualismo, el egoísmo y la búsqueda personal de beneficio. Recuerdo ahora una cita bíblica donde pide que oremos por la ciudad donde nos encontramos porque el bienestar de nosotros depende del bienestar de la ciudad... todavía no nos hacemos responsables por el concepto de comunidad, ni de bien común, eso es evidente desde tiempo bíblicos y aún hoy nos quieren deslumbrar con teorías que promueven y promulgan el poder de un grupo coordinado y enfocado a metas comunes cuando resulta tan obvio que en el grueso de situaciones cada quien va por lo suyo.

Lo cierto y concluyente de esta anécdota es que quienes lograron su breve notoriedad ya consiguieron lo que deseaban en el fondo, y a los demás nos queda la labor de buscar por medios propios una oportunidad para resolver nuestras inquietudes, procurando a futuro encontrar el modo que todos obtengan una respuesta y tengan una posibilidad, de eso se trata la vida: de oportunidades que se nos brindan o son esquivas pero a las cuales debemos estar atentos. Quizá se hayan abierto puertas que no son evidentes en este momento, talves no estábamos suficientemente preparados para recibir una respuesta (como decía Rilke en uno de sus libros), es posible que todos los presentes hayan quedado con una sensación similar a la que tengo y para la próxima nos organicemos de otro modo... creo que lo valioso de la experiencia es que hasta de las desilusiones surge la esperanza por algo mejor y la convicción de que la cabeza ajena no es un sitio seguro para colocar el pie en busca de ascenso, allí sólo podemos sostenernos por quince segundos.

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