¿Lealtad?

Ser leal a sí mismo es el único modo de llegar a ser leal a los demás.
Vicente Aleixandre


Una de las cosas más difíciles de encontrar y de mantener hoy en día es lealtad. La palabra viene del latín legalis que significa cumplimiento de la ley -tanto en lo legal como en lo moral- y tiene relación con otra palabra latina que es fidelitas, la cual conocemos en español como fidelidad, cuyo sentido original tenía que ver con servir a un rey o a un dios.

La lealtad es ponernos al servicio de un propósito o valor como la justicia, el bien común, la amistad o el amor; también puede referirse a cuidar los intereses de una persona que para nosotros representa algo valioso como autoridad y sabiduría o que, por algún motivo, merece nuestro respeto y admiración; otra posibilidad tiene que ver con una institución a la que defendemos y servimos con nuestro trabajo. Cualquiera sea la fuente de inspiración, la lealtad es un valor cada vez más escaso debido a que disminuye a pasos agigantados el sentido del deber, la devoción y el respeto por toda causa ajena a los intereses propios. Cada quien busca su bienestar propio y en la defensa de esa causa se va olvidando que, casi siempre, la fidelidad retribuye bien a quienes la ejercen. Una de las razones por las cuales cada vez hay menos vocaciones reales tiene que ver con la falta de fidelidad: sacerdotes, soldados, misioneros, profesores, campesinos y amas de casa son ocupaciones que requieren una alta dosis de compromiso y capacidad de sacrificio, es decir, la disposición de poner lo intereses de otro a un nivel de importancia igual o mayor que los propios. Los buenos amigos y los excelentes empleados también deben tener esta vocación. 


La lealtad también la debemos a nosotros mismos, a nuestra manera de sentir y de pensar, a nuestros principios de vida. Ella no debe volvernos rígidos e incapaces de adaptarnos sino debe ser una brújula que nos oriente cuando las tentaciones de la traición y el egoísmo nos rodeen, pues la manera más segura para perder el amor propio, la paz y el aprecio de otros es faltar a la verdad, los compromisos y la confianza que han depositado en nosotros.








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