La Burbuja Económica vs. La Burbuja Moral

En relación con la turbulencia económica que se vive en el mundo desde hace un par de años cientos de analistas han llegado a la conclusión de que "la economía de libre mercado no es un modelo perfecto" lo cual, a mi forma de ver, es un discurso sobre la leche derramada. Esos mismos analistas invitaban a sus aconsejados a participar en la bolsa de valores y defendían a capa y espada las bondades del mercado fluctuante de las inversiones a riesgo, sin embargo, cuando reventó la burbuja entonces se colocan del lado de la prudencia y disertan sobre las ventajas de una economía conservadora. Ahora están vendiendo, otra vez, el mercado bursatil como la panacea para retirarse rico y joven sin meterse en negocios ilegales. Parece que son tendencias ciclicas basadas en ensayo y error.

Esto doble moral se gesta en otros ámbitos humanos y la pregunta es ¿qué sucederá cuando una nueva burbuja reviente? ya vimos que mucha gente perdió cantidades importantes de dinero, sus casas, su trabajo y Wall Street su prestigio a raíz del caso Madoff y de las hipotecas en EU; la cuestión es qué más se perderá cuando otro tipo de burbujas también exploten.  Me refiero a negociaciones que, si bien se entrelazan en algunos puntos con asuntos económicos, más que nada tienen que ver con valores individuales y colectivos.

Los valores éticos y morales han pasado a ser también objeto de esa especulación en que nos dicen: "arriesgate", "necesitas salir del molde", "debes tener más", "reclama lo que te pertenece", entre otros slogans y frases publicitarias que incitan a romper esquemas al precio que sea. Y a veces logran ponerle a uno la duda entre ceja y ceja: ¿debería cambiar? ¿estaré anticuado en mi forma de pensar? ¿me sentiré mejor haciendo x cosa? Nos acosan en televisión, radio, revistas y hasta algunos conocidos; gente con la que no compartimos puntos de vista nos obligan a vivir las consecuencias de sus actos y nos reprochan o discriminan por tener convicciones distintas a las suyas; en condiciones imposibles de creer hace 20 años vemos protestas, desfiles y toda clase de expresiones donde grupos de determinada tendencia quieren obligarnos a punta de gritos y pancartas para que negociemos nuestros principios bajo el riesgo de que si nos oponemos somos unos intolerantes y retrógrados. No sólo debemos aceptarlos sino que también deben gustarnos, a la fuerza. Otros se van por una línea más inteligente, nos hablan al oído y con argumentos sutiles, sin agresión aparente, quieren llevarnos a su propio submundo, al cual no ingresaríamos si no es porque nos seducen con artilugios y palabrería escogida. Sea por la modalidad de ataque o de seducción casi siempre hay alguien que nos dice que estamos mal, que no vamos acorde a las nuevas costumbres, que aquellas cosas que nos enseñaron de niños son cosas pasadas de moda, que nuestros valores y principios ya no tienen lugar hoy en día. Para triunfar y alcanzar nuestras metas debemos mentir, abrirnos paso a costa de otros, creer en los sortilegios y hechiceros modernos - que ya no sólo nos venden sus mentiras en el horóscopo del periódico sino que nos ofrecen enviarlo a nuestro celular- , se supone que debemos dejar de lado el temor a Dios y más bien temer la crítica de la vecina.

Reza un adagio: "no soy monedita de oro para caerle bien a todo el mundo" y creo que es un punto de partida ideal para reconocer que no todos van a gustarnos ni nosotros a ellos, que a nivel individual mis maneras y mi forma de pensar, mis creencias y el modo en que las vivo no serán del completo agrado de algunas personas y debo respetar su postura así como ellas deben respetar la mía, no por eso vamos a considerarnos enemigos declarados o se va a hacer imposible una convivencia. Por el contrario, la diversidad hace más enriquecedor el trato entre las personas y en la medida que yo reconozca que los límites de mi libertad tienen que ver con el respeto por la vida y la honra de los demás puedo establecer también las fronteras de mi interacción social y el grado en que voy a permitir que otros intenten permear mi ser en el mundo.

No necesitamos "encajar" en todos los entornos, ni con todas las personas, creencias ni filosofías, preferencias sexuales, políticas o gastronómicas, necesitamos tener el criterio suficiente para evaluar los ejes sobre los que se cimienta nuestra vida y saber si podemos ceder algo, arriesgarnos, si requierimos actualizar el proyecto de vida o visión personal, si deseamos irnos por la vía de una moral conservadora o dejar que la fluctuante ética del siglo XXI nos marque el camino. El punto es, en últimas, que cuando reviente la burbuja de los valores éticos no nos encuentre con las manos vacías y en la bancarrota moral, por haber colocado todos nuestros recursos en inversiones equivocadas.

"No se amolden al mundo actual, sino sean transformados mediante la renovación de su mente. Así podrán comprobar cuál es la voluntad de Dios, buena, agradable y perfecta".   Romanos 12:2 (NVI)

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