¿Cuál es el sentido de la vida? o La aguja en el pajar

Cuando recorro librerías casi siempre me encuentro que dentro de o justo al lado de la sección de psicología colocan todos aquellos libros de autoayuda en que nos dan recetas fáciles y rápidas para superar toda clase de conflictos, pérdidas y carencias que podamos tener (o creer tener) y aunque muchos de ellos transmiten el sentimiento de que todo es susceptible de mejorar con un poco de esfuerzo, cuestión hasta cierto punto cierta, la verdad es que casi siempre se enfocan al síntoma y no a la raíz de las cosas por la cuales la mayoría de personas pierde su horizonte y percibe su propia existencia como un sinsentido.

Cuando nos colocamos frente a este tema, un tanto espinoso, es como plantearnos aquel viejo dilema "¿qué fue primero: el huevo o la gallina?" esta vez puesto en términos de ¿qué fue primero en este planeta: usted o la vida? Por cierto que cuando usted, yo y todos los demás que vivimos aunque sea un instante en este mundo llegamos a existir la vida ya estaba fluyendo y siendo real para otros desde hace mucho. Aún si nos remontamos al Principio, cualquiera que sea la creencia acerca de él: Creación, Evolución, etc. antes de la aparición del primer humano ya la vida abundaba en la vegetación y fauna que poblaban la Tierra. Por lo mismo, la pregunta que durante siglos han formulado hombres y mujeres de diversas culturas y condiciones acerca del "sentido de la vida" ha estado mal enfocada y por lo tanto no hay respuesta satisfactoria y es que ¿acaso la habrá?

Si bien es difícil ponernos de acuerdo en si existirá una respuesta universalmente satisfactoria para tan profunda interrogante lo que sí es evidente es que la vida estaba aquí antes que nosotros y, probablemente, seguirá estando después de nuestra muerte. En este orden de ideas, buscar un sentido de la vida de manera generalizada, colectiva y de alcance limitado es intentar abrazar algo que nos supera, nos envuelve y nos contiene. No podemos resolver una ecuación si nosotros mismos somos una incógnita dentro de ella, como máximo podemos aspirar a conocer parte de los procesos por los cuales la vida se manifiesta en algunos de los sistemas que la conforman, sin embargo, aprehenderla para analizarla y descomponerla de modo exhaustivo a fin de hallar el "mecanismo" por el cual tiene su razón de ser (y la explicación de la nuestra) es una tarea interminable, como intentar hallar una aguja en un pajar sin otro recurso diferente a remover manualmente las incontables briznas que cubren el suelo. Peor todavía, en muchas ocasiones los seres humanos pasamos gran parte o la totalidad de nuestras vidas sin percatarnos que la vida es el pajar y nosotros, como individuos, somos la aguja perdida en él.

No nos corresponde, entonces, buscar un sentido inequívoco, único y aplicable a todas las circunstancias de nuestro devenir, más bien conviene cada cierto tiempo, antes que se oscurezca nuestra senda con la confusión, detener nuestra marcha y mirar alrededor, dentro y fuera de quienes somos, reconocer en los rostros de quienes tenemos cerca, en el olor del ambiente, en el brillo del sol cuál es nuestro momento vital... lo que hemos logrado y los que buscamos alcanzar. Entonces, podremos revisar nuestro mapa y nuestra brújula, acomodar las cargas y encaminarnos a la siguiente meta.

Comentarios

  1. ...tanto tiempo empleado buscando la aguja. Acaso no se dan cuenta cuan exótico, maravilloso y único es el pajar?

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