A qué le llamamos AMOR?

La crónica roja de los noticieros y los periódicos da cuenta de crímenes donde un hombre mata a su esposa porque le estaba siendo infiel, muchas canciones de todos los géneros musicales hablan de relaciones rotas y desilusión, los poemas que más hondo tocan nuestra sensibilidad suelen ser aquellos que destilan admiración suprema por otra persona ¿acaso a los crímenes pasionales, canciones de despecho y poemas románticos es a lo qué le llamamos amor? Hoy en día parece ser todo aquella emoción, pensamiento y acción que una persona tiene en virtud de un vínculo afectivo, aunque sea lo màs alejado de la búsqueda del bien para el otro, es a lo que se le conoce con dicho nombre. La palabra amor es una de las más utilizadas (más bien, diría yo, una de las más manoseadas) en la actualidad y se le relaciona con los más altos valores familiares, la patria, los amigos, así como con suavizantes de ropa, electrodomésticos, shampoo, entre otros. El amor es el medio y fin de todo lo que la publicidad nos quiere vender, es la justificación de quien ejerce violencia intrafamiliar, la promesa de cada comercial en la televisión. Amor es todo aquello que precede, impulsa y mantiene cada una de nuestras más importantes vivencias cotidianas. Al menos eso es lo que creemos, porque en cientos de ocasiones brilla por su ausencia real, hemos cambiado el verdadero amor por el cliché.
Hace varias décadas estudiosos de la conducta humana desarrollaron importantes teorías basadas en el valor de la palabra y su significado en la comunicación, asegurando que el mundo y su comprensión pasa por la modulación obligada, pero casi siempre ignorada, del lenguaje. Lo que decimos y repetimos es lo que termina siendo nuestra realidad, de allí que cuando cambiamos el significado de una palabra nuestro mundo se transforma; así las cosas, los celos enfermizos de un hombre que comete asesinato se convierten en pasión y una apología del apego a una persona es una joya de la literatura en verso. De repente nuestra ciudad es un fortín, un sitio donde ocurren cosas espantosas por causa del más noble de los sentires humanos. Cambiar el significado del amor y sus manifestaciones es más fácil y rápido que rescatar su verdadera esencia, se tergiversó el contenido de la palabra, su raíz, uso y aplicación a fin de servir intereses mezquinos y encubrir miedos, pecados y debilidades.

Vale la pena recapacitar sobre el uso que se da a la palabra, lo que representa para nosotros,las virtudes, defectos y efectos que se le atribuyen, es indispensable volver a lo auténtico del amor: su capacidad creadora,inspiradora y mediadora para bien en las relaciones humanas. Evitemos eufemismos,llamemos a las cosas por su nombre, admitamos que la gran paradoja de nuestro tiempo radica en que muchas de las actitudes que decimos asumir en nombre del amor a una causa son justamente la antítesis de aquel (racismo, xenofobia, fanatismo religioso, indiferencia, etc.).

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