¿Invierno = Depresión?

Es inevitable sentir un poco de tristeza o nostalgia en días como este, cuando el viento sopla helado, el azul del cielo no puede distinguirse entre las densas capas de nubes blancas y grises. Unos más, otros menos... los más sensibles pueden sentirse realmente mal anímicamente y tener uno de esos días "existenciales" dónde es fácil pasar de la pregunta por la temperatura a una del tipo: ¿porqué estoy yo en este planeta?

Quizá lo depresivo no esté propiamente en el frío sino en la restricción de actividades, es necesario resguardarse en lugares cerrados y así puede uno sentirse casi claustrofóbico después de un tiempo. La claustrofobia es un estado mental en el que el temor básico es a quedarse atrapado, sin poder salir, y esa idea permea los pensamientos que se generan en condiciones como las que son inherentes a los climas invernales. También se suma el hecho que hay más tiempo para la introspección, para revisar documentos y fotografías, leer y dormir, buscar entre closets y recuerdos, cosas que suelen traer a memoria personas y situaciones que por una u otra razón habíamos dejado de lado y con ello las emociones (no siempre positivas).
En el hemisferio norte el invierno coincide con las festividades navideñas y el inicio del nuevo año, según el calendario gregoriano, por ello no podemos dejar de lado un dato fuerte sobre el tema de la depresión en invierno. En países de tales latitudes, donde el invierno es muy marcado, se ha establecido que aumenta significativamente el número de suicidios en la época invernal lo cual se asocia con depresión. El invierno, al coincidir con el fin de año, es un momento donde puede surgir el temor a quedarse atrapado en la falta de crecimiento personal, económico, profesional o de otro tipo y ante la falta de oportunidades, ese tipo de claustrofobia existencial es la que puede llevar a una persona a sentir que su única salida es no seguir vivo.

Sin embargo, desde mi óptica, invierno = depresión no es una ecuación forzosa, no es una relación causa-efecto unidireccional sino la suma de una varios elementos que desembocan en un estado anímico específico sea alegría, enojo, indiferencia o tristeza en un grado tan alto que detone una conducta trágica, como es un suicidio. Considero que el invierno es una etapa del año propicia para alentar el ritmo de nuestra vida con intención de ponerle algo de orden y plantearnos la estrategia para vivir las siguientes tres cuartas partes del ciclo solar; hace falta ver la naturaleza, las plantas y animales de las regiones donde existen las estaciones: se preparan para el invierno, se dedican a resguardar alimentos, vivienda y energías para vivir lenta y tranquilamente ese periodo y al terminar este salen del letargo y comienzan a florecer, buscar nuevos alimentos, migran a otros territorios, etc.

Miremos los días invernales con el optimismo de quien prepara un festejo: debe organizar el lugar, juntar recursos, reunirse con personas, buscar información, entre otras muchas cosas, tras bambalinas, todo para el gran día... lo que se planeo y ejecutó minuciosamente y en silencio brilla en el momento adecuado. Hagamos de estos días invernales la antesala de nuestro festejo de vida para 2010, cambiemos la ecuación por Invierno = Preparación.

"Luego añadió Jesús, dirigiéndose a la multitud:—Cuando ustedes ven que se levanta una nube en el occidente, en seguida dicen: "Va a llover" , y así sucede. Y cuando sopla el viento del sur, dicen: "Va a hacer calor" , y así sucede.¡*Hipócritas! Ustedes saben interpretar la apariencia de la tierra y del cielo. ¿Cómo es que no saben interpretar el tiempo actual?"
Lucas 12:54-56 (NVI)

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